jueves, 17 de abril de 2008

certeza

Solía darme miedo. La primera vez que la vi me dio miedo. Fue en una foto. Tenía las piernas flexionadas y el flequillo recogido; sus labios rojos dibujaban algo con el humo de un cigarrillo, y a mí me gustaba creer que era mi nombre en el comienzo de una carta, o un llamado de auxilio para que la rescatara del piso de esa habitación en donde sólo la cámara podía confirmarle su belleza. Antes me daba miedo, ahora no. Ahora tengo la certeza de que si me mirara más de un segundo todo se iría a la mierda: mi cabeza, mis planes, mi buena racha y, sobre todo, yo.